Esa prioridad involucra una responsabilidad enorme, y requiere de personas que tengan grandes capacidades, difíciles de enumerar en dos párrafos. De lo que no hay duda es que esas capacidades involucran una gran exigencia, a la que en el día a día los profesores deben dar respuesta. Tenemos la opción de dejar que esa exigencia sea algo externo, en ocasiones molesto, o asumirla como propia. Que un profesor deba estar al tanto de cómo se divierten sus alumnos, de qué lugares obtienen la información, qué es lo que les interesa, cómo aprenden mejor… ese es el desafío. Conocer a los alumnos, hoy como antes, pero también hoy más que nunca, cuando el avance en la diversidad de opciones para acceder al conocimiento es muy rápido y es necesario estar al día. Conocer lo que hacemos, significa actualizarse, no sólo con lo que está en un libro, también con lo que hacen otros en mi tema, con lo que se está descubriendo, hoy están las vías para acceder a esa información. Conocer como lo hacemos, estando abiertos a mirarnos y escrutarnos, permitiendo que otros nos miren y nos apoyen en el proceso de mejorar.
Ser docente ayer, hoy y en el futuro ha sido, es y será una enorme responsabilidad la que, a la vez, se constituye en un privilegio singular que todos los que ejercemos la docencia conocemos. La posibilidad de contribuir a la formación de personas es, sin duda, una tarea ardua y, por qué no decirlo, envidiable, que hoy tiene posibilidades reales de tener alcance global. Una nota futura se dedicará a relatar algunos de los logros ya obtenidos en este ámbito y sus posibles proyecciones.
La situación actual tiene características que hacen indispensable impulsar nuevas y variadas maneras de ejercer la docencia.
Una de ellas, la disponibilidad de conocimientos nuevos que nos impactan con una velocidad jamás antes experimentada, produce la rápida obsolescencia de algunos contenidos tanto en el ámbito tecnológico como en otros, y obliga a enfatizar el aprendizaje de habilidades, destrezas y competencias cuya vida útil supere la de aquellos.
El docente que hoy se necesita debe estar vinculado con cada uno de sus alumnos, siguiendo de cerca el proceso de enseñanza-aprendizaje desde la concepción propia del conocimiento que se lidera en el seno familiar y la sociedad, evitando asi un choque cognitivo por parte del estudiante cuando visualiza e internaliza lo que aprende en la escuela con lo que observa en la familia y la sociedad.
Realmente este módulo sin duda alguna ha sido muy fructifero como aprendizaje ya que muestra las diversas facetas del docente de hoy, que va desde una simple remuneración económica hasta vincularse por vocación con cada uno de sus estudiantes, y es allí donde debemos partir para que los alumnos no vean al docente como una barrera donde todo lo sabe.
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